23 de enero de 2014

Ricardo Orueta Duarte














Málaga, 1868 - Madrid, 1939

Crítico de arte e historiador del arte español, que desarrolló su actividad especialmente en el primer tercio del siglo XX, tanto desde un punto de vista estudioso, analizando las obras de importantes escultores españoles, como desde el aspecto político, pues participó en las tareas de gobierno durante la II República Española, promocionando el estudio y sobre todo la conservación del arte.Perteneciente a una familia malagueña, de origen vasco, muy distinguida y culta, su formación universitaria fue amplia, rematando en la Institución Libre de Enseñanza, junto a don Francisco Giner de los Ríos, y en la Residencia de Estudiantes. En la primera, él fue el creador de la Sección de Escultura del Centro de Estudios Históricos. Aunque sus estudios universitarios los hizo con la Licenciatura en Derecho, su afición y dedicación total fue hacia la investigación de la Historia del Arte. De tal modo que en 1924 distinguido con el nombramiento de Académico de la Real de Bellas Artes. En esa época se dedicó a investigar, viajar, fotografiar y publicar sus escritos sobre escultores españoles, como especialmente Pedro de Mena (1914), Gregorio Fernández (1920), Alonso de Berruguete y sobre todo el gran estudio que inició en esos años sobre La Escultura Funeraria Española, que le llevó a recorrer gran parte del territorio español, y de cuyos estudios solamente alcanzó a salir un primer tomo, dedicado a la escultura funeraria en Cuenca, Ciudad Real y Guadalajara, que le editó el Centro de Estudios Históricos en 1919, aunque tenía mucho material recogido de Toledo, Madrid, Burgos, etc. De gran interés es su texto La expresión de dolor en la escultura castellana, que utilizó como elemento constitutivo de su discurso de recepción en la Academia de Bellas Artes, en Madrid, 1924.En estos años, Ricardo comienza su fecunda vida profesional, dedicada al estudio y a la docencia de la historia del Arte, en general, y de la historia de la Escultura en particular. Además de impartir clases en el Centro de Estudios Históricos, Ricardo dio un gran número de conferencias a lo largo y ancho de la geografía española, en sitios tan dispares como la Residencia de Estudiantes, el Ateneo de Madrid, el Museo del Prado, la Universidad y el Círculo de Bellas Artes de Murcia, la Biblioteca Popular de Segovia, el Centro de Estudios Históricos, la Real Academia de Bellas Artes de Málaga y un largo etcétera de centros, donde Ricardo, divulgó sus conocimientos sobre su gran pasión, que era la Escultura española.Asimismo, otra actividad que realizó de forma continuada, fue la organización de excursiones de Historia del Arte a diversos lugares de España: Medina del Campo, Toro, Zamora, Alcalá de Henares, Guadalajara, Toledo, son ejemplos de lugares visitados por los profesores de las secciones de Historia de Arte y Escultura del Centro de Estudios Históricos con alumnos de la Residencia de Estudiantes y de otros centros, para que enriqueciesen sus conocimientos en estas materias. Ricardo participa muy activamente en otras actividades culturales de la ciudad de Madrid, como por ejemplo, en el Ateneo, del cual es nombrado en el año 1914, vicepresidente de la sección de Artes Plásticas.Activo en política, formó parte del Partido Reformista, pasando luego a Acción Republicana, en 1924, junto con Manuel Azaña, del que era muy amigo. De esa manera, cuando en abril de 1931 se proclama la II República Española, Ricardo de Orueta es nombrado inmediatamente Director General de Bellas Artes, cargo que ocupó en dos ocasiones distintas. Siempre se propuso salvaguardar el patrimonio artístico español ocupando ese cargo desde abril de 931 hasta diciembre de 1933, accediendo de nuevo a él en febrero de 1936 y dejándolo en septiembre de ese año, cuando el PCE se encargó de la cartera ministerial correspondiente, poniendo a Josep Renau al frente.Desde su puesto de responsabilidad política, Orueta impulsó importantes medidas legislativas para la preservación y el aumento de competencias de Bellas Artes. Asimismo impulsó la creación de la Junta Superior del Tesoro Artístico (en 1933), y la fundación mediante trasformación de nuevos museos y sus patronatos, destacando el Museo Nacional de Escultura, el Epigráfico de Barcelona, el Celtíbero de Soria, el Galdosiano de Santander, el Histórico Militar de Madrid o el Arqueológico Provincial de Almería.En su segunda etapa como Director General tuvo que ponerse al servicio de la defensa del patrimonio ante el estallido de la Guerra Civil, y como gran conocedor de las Bellas Artes ayudó a esa salvaguardia de forma ejemplar. Fue trasladado a Valencia al final, y murió en Madrid poco antes de acabar la Guerra.De su obra publicada, cabe mencionar La vida y la obra de Pedro de Mena y Medrano, Madrid, CEH, 1914. Retomado en Pedro de Mena (facs.), Universidad de Málaga, 1989, ISBN 978-84-7496-169-0. Berruguete y su obra, Madrid, Calleja, 1917; nueva ed.: Madrid, Ministerio de Cultura-MNCSG (Museo Nacional de Escultura), 2011 ISBN 978-84-8181-024-7, corregida, prologada y con las fotos recobradas de Orueta. Gregorio Hernández, Madrid, Calleja, 1920; nueva ed., prologada e ilustrada: Gregorio Fernández, Valladolid, Museo Nacional de Escultura (MC), 2013, con La expresión de dolor en la escultura castellana, ISBN 978-84-8181-024-7. Y finalmente, y editado por AACHE, La escultura funeraria en las provincias de Cuenca, Ciudad Real y Guadalajara, Edición de 2000 ISBN 978-84-616-2341-9.Una biografía detallada, estupenda, por su tía: http://www.orueta.net/pv_obj_cache/pv_obj_id_905DB87FD827204164825A0F33FF31411A710900/filename/MALAGA.pdf

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